miércoles, julio 25, 2007

El Miedo

En una tierra de guerra, había un rey que infundía temor a sus enemigos, siempre que traía prisioneros los llevaba a una sala donde, en un lado había un grupo de arqueros y, en otro lado, una inmensa puerta de hierro, sobre la cuál se veían grabadas de calaveras cubiertas de sangre..

En esta sala hacía formar en círculo a los prisioneros y les decía lo siguiente:

¨Ustedes pueden elegir entre morir por las flechas de mis arqueros o pasar por aquella puerta¨.

Todos los prisioneros elegían ser muertos por los arqueros ante el temor de lo que hubiera detrás de ella.

Al terminar la guerra un soldado que por mucho tiempo sirvió al Rey, se dirigió al Soberano y le preguntó¨

-Señor, ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Dime Soldado, contestó el Rey

-¿Qué había detrás de la misteriosa puerta?

-Ve y cerciórate por ti mismo.

El soldado algo desconcertado por la recomendación del Rey, abrió con cierto temor la puerta y a medida en que la abría, rayos de sol entraron, aclarando el ambiente.

Y finalmente, el soldado sorprendido descubrió que la puerta se abría sobre un camino que conducía a la Libertad!

El soldado, admirado, sólo pudo mirar a su Rey sin articular palabra alguna, por lo que el Rey le dijo:

-Yo daba a ellos la elección de escoger, pero preferían morir a arriesgarse a abrir esta puerta.

Reflexión:

A lo largo de nuestra vida se nos presentaran toda gamma de oportunidades!, serán puertas que sin esperarlo se abrirán ante nuestros ojos ofreciéndonos todo tipo de experiencias. Deberemos elegir abrir esa puerta o simplemente cerrarla, la vida es una búsqueda constante cuyo objetivo sea aspirar a una plenitud personal, construyendo un futuro sólido que nos brinde estabilidad emocional y material.

Al abrir una de esas puertas quizás encontremos un camino claro y prometedor, el cuál podremos recorrer con toda confianza y entusiasmo obteniendo grandes satisfacciones; o vivir malas experiencias, que van cerrando nuestro corazón endureciéndolo y marchitándolo, creando en nosotros indecisión al no arriesgarnos a sufrir nuevamente una decepción o salir lastimados; perdiendo la libertad más elemental: vivir!.

El resultado que debemos valorar no es el dolor o la satisfacción, es el aprendizaje de esa experiencia, y ser más inteligentes y cautelosos al momento de tomar una decisión, aún cuando sólo poseemos como referencia las experiencias del pasado.

El verdadero camino es vivir el momento presente en toda su plenitud!, confiar de nuestra voz interior y aceptar los retos que se nos presenten, lo importante es desarrollar el temple y una actitud positiva ante los imponderables de la vida.

Las experiencias pasadas sólo son referencias que ya no pertenecen al presente, cada puerta es una vivencia diferente y única, no temas abrirla; peor es quedarnos en la indecisión y la indiferencia al no abrir el corazón!