miércoles, julio 25, 2007

Oración de un Padre

El día que esté viejo y ya no sea el mismo, tenme paciencia y compréndeme!. Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando platíque contigo, repita y repita la misma historia que tú conoces de sobra, no me interrumpas!, escúchame!, cuando eras pequeño para que durmieras, te contaba estas historias y me escuchabas admirado, pidiéndome repetirlas una y otra vez!.
Cuando haga mis necesidades frente a otros, no me avergüences, piensa cuántas veces te ayudé de niño pacientemente.
No me reproches porque no quiera bañarme, ni me regañes por ello, recuerda cuando te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más agradable tu aseo, acéptame! Y perdóname
¡ Ya que el niño ahora soy Yo! Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas que tú sabes y que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con una sonrisa burlona, o con tu indiferencia.
Siempre participe en la educación que hoy tienes para enfrentar la vida tan bien como lo haces.
Y si fallan mis piernas por estar cansadas, dame una mano tierna para apoyarme, como lo hice Yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.
No te sientas triste e impotente por verme como me ves, dame tu corazón, compréndeme! De la misma manera cómo te he acompañado en tu sendero, acompáñame a terminar el mío.
Dame amor y paciencia, que Yo te devolveré gratitud y sonrisas por el inmenso amor que tengo por ti.
Piensa que con el paso que me adelanto a dar, estaré construyendo para ti otra ruta de amor en otro tiempo!
Reflexión:
Es inevitable que al nacer, requerimos todos los cuidados y el amor de nuestros padres, en la medida de sus posibilidades porque éramos niños!, e inevitablemente cuando lleguemos a la Vejez, nuestro cuerpo ya no tendrá la misma energía y habilidad que cuando éramos jóvenes y adultos; nos alcanzará la enfermedad o el cansancio, ya no podremos valernos por nuestros propios medios, y necesitaremos de la ayuda de nuestros hijos para nuestro cuidado, porque ahora los niños seremos nosotros!.
Cómo darle el valor a las acciones de una madre y en especial de un Padre, que es la imagen de autoridad, del guía, del confidente, aquel ser que deposito su semilla para que nuestra madre nos diera la luz de la vida!.
Que difícil y doloroso pensar que un día otrora la imagen del maestro, del padre amoroso, y del amigo, de aquel que nos enseño buenos principios, ahora no pueda valerse por si mismo!, cómo cuando éramos niños! Aún cuando no teníamos plena conciencia de esos cuidados, del amor con lo cuál nos conducía por la vida y nos protegía, tanto en la salud como en la enfermedad, siendo el apoyo en muchas ocasiones de nuestra madre, no significa que nos desliguemos de nuestra responsabilidad moral y retribuyamos ese amor y ese cuidado ahora que él lo necesite, por que tarde o temprano nosotros seremos nuevamente los niños, no importa los errores o descuidos que haya cometido, finalmente cómo seres humanos nos equivocamos, no somos quién para juzgarlos y merecen siempre una oportunidad; algún día seremos Padres y también nos equivocaremos! Y para quienes ya no lo tienen a su lado quedará siempre viva y vigente la imagen del Ser que representó la autoridad y la fuerza de voluntad que ahora habita en cada uno de nosotros y que es parte de nuestra esencia.