miércoles, julio 25, 2007

El Juicio

Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media, un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.

En realidad, el verdadero autor del asesinato era una persona muy influyente en el reino y, por eso, desde el primer momento se procuró un ¨chivo expiatorio¨, para encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya sabiendo que no tendría oportunidad de escapar al terrible veredicto; la horca. El juez, también cómplice, disimuló darle todo el aspecto de un juicio justo y, por ello, dijo al acusado:

¨Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras ¨culpable¨ e ¨inocente¨.
Tú escogerás y será la mano de Dios el que decida tu destino.

Por supuesto, el funcionario corrupto había preparado dos papeles con la misma leyenda:¨Culpable¨.

Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez indicó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.

Éste respiro profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos, reflexionando con los ojos cerrados y, cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una maliciosa sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a la boca lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente su atrevimiento..

¨Pero, ¿Qué hizo…?. ¿Y ahora…?. ¿Cómo vamos a conocer el veredicto..?

¨Es muy sencillo, respondió el acusado¨.

Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.

Totalmente desconcertados el Juez y sus compinches con enojo sabiendo que ante la inesperada reacción del acusado, sabían que al abrir el papel que quedaba intacto a leyenda sería de ¨Culpable¨ y por lo tanto el papel que se había tragado el implicado ante la audiencia correspondería a la leyenda de¨Inocente¨ aún cuando ambos papeles contenían el veredicto de Culpable.

Por lo que ante la astucia del implicado no les quedó más remedio que liberarlo para no quedar en evidencia ante la audiencia ante su patraña, y jamás lo volvieron a molestar.

Reflexión:

Por más difícil que se nos presente una situación cuando todo parezca perdido, nunca dejemos de buscar una salida o alternativa para seguir luchando hasta el último momento, ante las injusticias de la sociedad, ante una falsa acusación o descalificación; usando nuestra astucia e imaginación en los momentos de crisis.

De ahí la importancia de llevar una vida basada en la rectitud y la honradez para ir edificando nuestra templo de virtudes, siendo honestos con nosotros mismos sin ambicionar lo que no necesitamos, sólo para satisfacer un ego basado en la ambición y la envidia que sólo nos precipita hacia la destrucción moral y la miseria espiritual, terminando con una vida vacía y sin sentido al no enriquecer nuestros aspectos internos como la tolerancia, la igualdad y el respeto hacia nuestros semejantes.

No podremos evitar que al evolucionar moral y espiritualmente desarrollemos a tal grado nuestra personalidad que en algunas situaciones seamos el centro de atención, lo cuál generará en nuestro entorno desde admiración hasta envidias, ocasionando que algunas personas aparentemente carentes de esa luz que emana nuestra personalidad, se sientan amenazadas, haciendo todo lo posible por descalificarnos.

Es ahí cuando debemos tener cautela y estar preparados para defendernos ante las adulaciones y falsas acusaciones o culpas que no nos corresponden, con toda la entereza que demanden nuestras virtudes, sosteniéndonos ante cualquier embate, con seguridad y aplomo, para evitar ser humillados y sometidos.

Siendo nuestra aspiración será el seguir evolucionando en lo ético y moral, en lo intelectual y espiritual, para ir develando gradualmente los misterios de la vida, que nos proporcionen esas respuestas a nuestras inquietudes existenciales, en la búsqueda de la verdad y la felicidad que nos dote de libertad y paz interna.