miércoles, julio 25, 2007

Las Tres Preguntas

Cierta vez hubo un Rey que pensaba que si él supiera siempre el tiempo oportuno para cada negocio, cuáles son las personas más necesarias y cómo no equivocarse en la elección de la obra más importante, jamás tendría contrariedades.
Después de haber reflexionado, hizo saber por todo el reino que daría una gran recompensa a quién le revelara en forma precisa sus necesidades, sin embargo pasaron todo tipo de adivinadores, hechiceros y magos, y ninguno de ellos satisfizo al Rey, cayendo éste en una profunda desesperación; cuando de pronto, uno de sus súbditos le recomendó que existía un Sabio Ermitaño que vivía en el bosque, por lo cuál resolvió salir en su caballo a interrogar al ermitaño.
Cuando el Rey llegó al bosque, vió a un hombre flaco y débil, el cuál se hallaba frente a su casa removiendo un macizo de verdura.
Al notar la presencia del Rey, el Sabio Ermitaño le saludó y reinició sus labores; el Rey se aproximó y le preguntó:
-Vengo a tu casa, sabio ermitaño para pedirte respuesta a tres preguntas: ¿Qué tiempo hay que conocer y no dejarlo escapar?, ¿Cuáles son las personas más necesarias con quienes trabajar?, ¿Cuáles son las obras más importantes?, y ¿Cuál hacer antes de todas las demás?
Escuchó atento el Sabio Ermitaño al Rey y no contestó nada, continuando su labor de remover la tierra.
Estás cansado –dijo el Rey-, dame la pala, trabajaré por ti, -Gracias-contestó el Ermitaño y, dándole la pala, se sentó en el suelo observando satisfecho al Rey, el cuál sin pérdida de tiempo repitió las preguntas.
Nada contestó el Ermitaño, por lo que el Rey insistió diciéndole:
-Hombre Sabio, he venido a tu casa a buscar respuesta a mis preguntas; sino quieres contestarme dilo y me iré-.
-Espera alguien se dirige corriendo aquí -dijo el Ermitaño- era un hombre barbudo oprimiendo sus manos al pecho, por ellas corría sangre, quién desfalleciendo cayó en el suelo.
El Rey, ayudado por el Ermitaño, entreabrió los ropajes de aquel hombre, descubriendo una gran herida en el vientre, mientras, el Rey lo asistía con su pañuelo para lavarle la herida una y otra vez, hasta contener la hemorragia e inmediatamente le dió de beber agua al herido, hasta que éste quedó dormido.
A la mañana siguiente una vez recobrado el conocimiento, el hombre barbudo miró con gran agradecimiento al Rey diciéndole:
-Perdóname- dijo con voz débil. -No te conozco, no tengo nada que perdonarte- dijo el Rey.
-No me conoces pero yo sí te conozco, soy tu enemigo que juró vengarse de ti por que me arrebataste todos mis bienes, te seguí hasta aquí para matarte.
Pero en el camino me reconocieron tus sirvientes y me hirieron, sin embargo tú salvaste mi vida ahora, te agradeceré sirviéndote cómo el más fiel de tus sirvientes.
-Por lo que el Rey satisfecho con su Obra, no sólo lo perdonó, sino que le prometió devolverle sus bienes incautados y ya recuperado el hombre, el Rey lo despidió siendo llevado por los sirvientes que el Rey mandó a buscar.
Enseguida buscó al Ermitaño, el cuál se encontraba sembrando legumbres en la tierra preparada por el Rey; por lo que se aproximó al Ermitaño y le dijo:
-Hombre Sabio, por última vez, te pido que respondas a mis preguntas.
-Pues si ya te fue dada la respuesta – exclamó el Sabio Ermitaño sin mirar al Rey.
¡ Cómo! ¿Qué ya obtuve la respuesta?- dijo el Rey contrariado.
-Ciertamente –repuso el Ermitaño-.
Si tu no hubieras tenido lástima de mi debilidad ni removido el macizo, si te hubieras regresado solo, te habría atacado tu enemigo y te hubieras arrepentido de no haberte quedado conmigo.
Entonces el tiempo más oportuno era aquel durante el cuál tú removías la tierra y yo era el hombre más importante, y la Obra más importante era hacerme el bien. Y después cuando el hombre ha acudido, el tiempo más oportuno fue aquel en que le cuidaste, y si no hubieras cuidado su herida, hubiera muerto sin reconciliarse contigo. Entonces, el hombre más importante era éste y lo que tú has hecho era la obra más importante.
Reflexión:
A lo largo de nuestra vida, estamos inmersos en todo tipo de proyectos, de tipo personal, familiar, escolar, de sociedad y de trabajo, cuando no existe organización es muy fácil caer en la desesperación, siendo rebasados y perdiendo la armonía de nuestras actividades y por consiguiente, no disfrutar de los momentos preciados y las oportunidades valiosas que la vida nos ofrece, es importante establecer siempre nuestras prioridades, para poder construir con bases sólidas nuestro futuro y una vida plena e intensa, viviendo y disfrutando cada una de nuestras actividades al máximo y sobre todo con equilibrio y honestidad.
Así pues, acuérdate que el tiempo más oportuno es el único inmediato y es el más importante, porque es solamente en tal momento, cuando somos los amos de nosotros mismos; y la persona más necesaria es aquella quién se encuentra en este momento a nuestro lado, y por lo tanto la Obra más importante, es la de hacer el bien.
¨Los que son pacientes en las cosas triviales de la vida y saben controlarse, un día tendrán el mismo dominio en las cosas grandes e importantes¨