miércoles, julio 25, 2007

El Árbol Confundido

En algún lugar del Bosque, un hermoso paraje, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.
El tenía un problema: "No sabía quién era."
Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. "¿Ves que fácil es?" No lo escuches, exigía el Rosal.
Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución:
"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior."
Y dicho esto, el búho desapareció. ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto, comprendió... Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión "Cúmplela".
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Reflexión:
Así como el Árbol, los seres humanos nos pasamos la vida buscando una propia identidad que nos haga sentir plenos y realizados, sin embargo, en la mayoría de las veces dedicamos nuestros esfuerzos a desarrollarnos como los demás desean que seamos, y terminamos siendo sometidos por en entorno social y familiar, ante nuestra falta de carácter y decisión para defender nuestros propios ideales y anhelos; cada ser humano posee en su interior una propia y única identidad, con una misión particular en la vida.
Sólo nosotros podemos saber quiénes somos, y para ello es necesario reflexionar en la sabiduría del silencio o en contacto con la naturaleza, alejados de toda influencia social; y en ese ambiente no temer escuchar nuestras voces internas, identificarlas y canalizarlas; quizás al principio no sea una tarea sencilla, ya que inmediatamente emergerán nuestros miedos internos, aquellos que no han permitido desarrollar nuestro máximo potencial, es necesario enfrentarlos, sólo es cuestión de tiempo y paciencia para superarlos y de esa forma afloren nuestras virtudes. Se requiere de fuerza de voluntad y valentía para enfrentar todo tipo de críticas, envidias, ataques personales e indiferencia de aquellos que no toleran la autenticidad y la superación de los demás, sin duda una tarea interminable, pero que bien vale la pena por defender nuestras aspiraciones con toda decisión y coraje en la búsqueda de nuestra propia verdad, de aquellas respuestas que nos den las herramientas para pulir nuestra personalidad y lograr la autorrealización interior.
El respeto no se obtiene al dejarse moldear por la sociedad, el respeto está en defender nuestra propia autenticidad..
Tienes una misión: Cúmplela! Y es… ser tu misma(o)….