lunes, julio 20, 2009

La Última Cuerda

ERA UNA VEZ un gran violinista llamado PAGANINI

Algunos decían que él era muy extraño. Otros, que era sobrenatural

Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.

Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquestra entró y fue aplaudida. El maestro fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.

Paganini coloca su violín en el hombro y lo que se escucha es indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados.

De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió.

El maestro paró.

La orquestra paró.

El público paró.

Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.

El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar. Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe.

El maestro paró nuevamente.

La orquesta paró nuevamente

Paganini no paró. Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificuldades y avanzó sacando sonidos de lo imposible.

El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar.

Pero el público no podría imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OHHH!

Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe.

El maestro se paralizó.

La orquesta paró.

La respiración del público se detuvo.

Pero Paganini continuó. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido.

Ninguna nota musical fue olvidada.

El maestro se anima.

La orquesta se motiva.

El público parte del silencio para la euforia, de la inercia para el delirio.

Paganini alcanza la gloria.

Su nombre corre a través del tiempo.

No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.

Reflexión:

Aún a pesar de las adversidades, hay personas que no se amedrentan ante los obstáculos e imprevistos que surgen a través de la vida, cuando se posee una mentalidad positiva, y una firme fe y convicción de sus capacidades individuales, no hay poder humano que le impida seguir adelante para el logro de sus sueños, ya sea que se presente un problema personal, en una relación de pareja, familiar, laboral o social. Cuando la mente esta liberada de tensiones provocadas por angustias del pasado e incertidumbre por el futuro, sólo prevalece un solo estado: el presente, tan vivo y manifiesto, producto de la certidumbre de lo que un ser humano puede lograr alcanzar cuando se ha liberado de prejuicios y temores, cuando es sabedor de su poder a nivel individual, de sus capacidades y facultades para enfrentar una sociedad que atenta contra la individualidad del ser humano, para encuadrarlo en los estándares impuestos con la finalidad de insertarlo en el medio consumista como un engrane más de toda una gran maquinaria que se mueve a voluntad de los poderosos para fines de manipulación e inducción, que atenta con apagar y destruir esa genialidad y libertad que cada ser humano posee de origen, y que sólo unos cuantos han sabido defender aún por encima de las tentaciones y presiones a las cuáles se ve sometido día con día.

Nuestra estructura es como la de un violín que en cada una de sus cuerdas representa una cualidad, una virtud en espera de ser explorada y expresada para arrancar hasta las más bellas melodías y sonidos, vibrando acorde al ritmo de la vida, de nuestro entorno y de la armonía del universo, cada melodía extraída de una cuerda es una manifestación de esas virtudes que posee el ser humano para expresarse como un ente único, como un ente capaz de sobresalir aún entre la muchedumbre que lo agobia y presiona para integrarlo abruptamente a ese engranaje que existe sólo a través de medios mecánicos, rutinarios, dependientes, sometidos y gobernados por una fuerza que atenta contra su libertad de expresión, contra su libertad de ser!. No importa cuántas cuerdas sean arrancadas de su esencia!, no importa cuánto dolor provoque ese fantasma que desea someterlo a todo momento, no importa cuántas sean las adversidades experimentadas por los altibajos de la vida, no importa cuánta gente desee imponernos ideas ajenas a nuestro deseo de ser, no importa cuántas agresiones estemos sometidos en la diaria convivencia, siempre habrá una última alternativa antes de claudicar y perder la esperanza, no importa que tan tenebroso, adverso, incierto y oscuro sea el panorama de nuestra vida, siempre habrá una alternativa, siempre habrá un último recurso, aún existirá una última cuerda, hay que aprender y aceptar que la vida siempre proporcionará un último recurso, por muy desesperada que sea nuestra situación, el mantener la serenidad mental y el equilibrio emocional, será un factor importante para controlar las situaciones aún imprevistas de la vida.

Aún cuando nos encontremos desanimados, cuando las personas a nuestro alrededor den por hecho nuestro fracaso en cualquier escenario de nuestra vida, no debemos desistir ante la presión, aún en las peores circunstancias existirá la cuerda de la persistencia, la cuerda de la esperanza, la cuerda de la fe, el no cerrarnos, el no claudicar, el no someternos y el no derrotarnos ante la presión que ejerce el momento delicado en que transitemos; aún en esas circunstancias debemos echar recurso de esa última cuerda armándonos de valor, de fuerza de voluntad para salir avante en situaciones delicadas y demostrar que esa última cuerda es la que lleva el secreto y la magia de nuestra chispa divina que nos fue proporcionada por Dios, exaltando al máximo nuestras virtudes, confiando enteramente en nuestras capacidades. Porque cada ser humano posee esa facultad para demostrarse así mismo que posee lo mínimo necesario para superar las adversidades que se le presenten en el camino, sin importar el grado de gravedad en que se encuentre sumergido. Esto, es dar un paso más con un enfoque nuevo, con una nueva perspectiva, con una confianza que emerge del interior ante esa pequeña e insignificante luz que habita hasta las profundidades de nuestro ser; porque cada uno de nosotros puede despertar ese Paganini que existe dentro de nosotros para avanzar sin retroceder y vencer la adversidad. La victoria es el arte de continuar, donde los otros resuelven parar.

De una cosa podemos estar seguros: Nunca la vida nos romperá todas las cuerdas. Cada una de ellas representa no una adversidad, sino un aprendizaje, la confianza y autoestima individual serán las mejores armas para sobresalir de entre los que se conforman y se derrotan, de los que se atreven a innovar y aplicar nuevos métodos, nuevas expectativas, nuevos modelos, que por lo general ¨atentan¨ contra lo ya establecido, contra aquellos que no permiten por circunstancias equivocadas la libertad y expresión de aquellos seres que desean evolucionar y hacer algo trascendente de su vida y sobre todo cuando los resultados están mal, es la oportunidad de tocar la última cuerda, la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua. Es siempre la cuerda olvidada que nos dará el mejor y más óptimo resultado. Y si por alguna razón tocáramos el fondo del pozo, esta es la oportunidad para tocar con la mejor y última cuerda que poseemos: Creer en nosotros.

Pero antes de claudicar debemos preguntarnos: ¿Quién motiva al motivador? ¿Quién motiva a nuestro cerebro, quién gobierna al pensamiento?, quién motiva a nuestra mano?, que toca nuestro violín de vida? No permitirnos el frustrarnos, no desesperarnos, es importante recordar que aún existe la última cuerda. La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones.

1 Comments:

Anonymous Claudia said...

Tus palabras tienen mucha razón, además de que con las preguntas que terminas son fundamentales en la vida cotidiana del ser humano, porque desgraciadamente en lo último que creemos es en nosotros.

Por naturaleza necesitamos de algo o alguien que nos motive a seguir luchando, sin darnos cuenta de que nosotros somos ese motivo para no desistir.

sábado, 25 de julio de 2009, 5:29:00 p.m. GMT-7  

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