El Secreto
Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: “Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo: "Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré".
Al término del paseo, el rey le preguntó: "¿Qué piensas de mis riquezas?"
La persona respondió: "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara".
El rey le dijo: "Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera".
Reflexión:
La riqueza es sin duda la eterna búsqueda del ser humano, ya sea ésta de aspectos materiales o aspectos espirituales, las posesiones y el dinero juegan un rol muy importante en nuestra sociedad actual, debido a que el ser humano inmerso en un medio consumista debe hallar los medios necesarios para satisfacer sus necesidades primarias de subsistencia, siendo el factor económico el eje primordial de sus esfuerzos hasta alcanzar un estatus que le otorguen cierto equilibrio y seguridad en su desenvolvimiento cotidiano; siendo afectado principalmente por la actual crisis local y mundial, originada por la creciente globalización mundial que beneficia a los grandes monopolios que evitan el que exista una adecuada y eficiente distribución de la riqueza, afectando principalmente a los sectores más vulnerables de todas las sociedades del mundo.
Esto trae como consecuencia sobre explotación de los recursos naturales, del agotamiento de los yacimientos mineros, pesqueros y petroleros, y por ende la industrialización de los alimentos que cae en manos de grandes consorcios que manipulan a su antojo las exportaciones e importaciones a los países que dependen económicamente de ellos, elevando intencionalmente los precios de los productos y alimentos, dejando fuera del alcance de estos sectores vulnerables, que ante un deficiente sistema de gobierno agravan las llamadas crisis económica y alimentaria de países en vías de desarrollo.
Ante tal panorama, esto genera despidos masivos de las empresas que no pueden competir contra estos grandes monopolios, generado primordialmente por la inexistente inversión a la investigación científica y pocas oportunidades de empleos dignos para los profesionistas, provocando una reacción en cadena, el incremento de al emigración de personas que buscan mejores oportunidades en otros países o continentes, el crecimiento de la delincuencia que busca cualquier medio para obtener dinero aún a costa del sufrimiento humano y el desenfrenado crecimiento del empleo informal.
Es cierto que hemos nacido para gozar la vida y por esto el impulso vital original es siempre hacia algo mejor, deseamos un estado de mayor goce, de mayor libertad. Y ante este alarmante panorama enfocamos toda nuestra energía a satisfacer como meta primaria el aspecto económico, como vía de solución para calmar nuestra angustia e incertidumbre ante un incierto futuro. Pero hasta que grado una vez satisfecha esta necesidad en nuestras necesidades primarias de subsistencia o sobrevivencia, es que ya podemos enfocarnos hacia nuestra riqueza interior?, que es ese impulso instintivo y desenfrenado por seguir alimentando nuestra necesidad material?, en que momento calmaremos nuestra ansiedad por anhelar cada vez más y mas posesiones?, que genera esa incontrolable codicia?. Quién quiere ser rico puede confundir el ser rico con poseer dinero y propiedades. Esto es un concepto erróneo de la riqueza, porque quienes poseen cosas sólo son administradores de las mismas y en la mayoría de los casos, quizás en todos, somos esclavos de ellas. No hay disfrute sino codicia, sufrimiento y ansiedad en el exceso de posesiones.
El ser humano en gran parte de su vida no sé da cuenta que todo cuanto anhela de la vida, ya lo posee y tiene, y eso es en primer instancia, salud física, lucidez mental, vitalidad y una conciencia que puede desarrollar hasta niveles insospechados, pero ante todo posee la riqueza de la libertad de pensamiento, y en ese pensamiento se encuentra el gobierno de sí mismo, porque para que exista gobierno debe haber control y si hay control, entonces hay seguridad y auto afirmación; porque en esa seguridad en sí mismo se encuentra la autoafirmación de concentrar el total de su atención y energía para hallar la riqueza oculta en su interior, esa riqueza le proporciona los elementos necesarios para hallar el equilibrio entre la riqueza material y la riqueza interior. La riqueza material llega a ser necesaria en la medida que el ser humano controle su ego, que deje de competir con otro ser humano para ¨demostrarle¨ que puede ser superior a él, un signo inequívoco de la su fragilidad y pobreza interior. La verdadera riqueza reside en saber que todo y todas las cosas se derivan de una dependencia de riqueza hacia el crecimiento interior para todo lo necesario y bueno que se requiera para disfrutar la vida. Eso es el tesoro sin fondo de donde extraemos todo cuanto somos, hacemos y tenemos.
Aún en situaciones de crisis, no debemos perder el verdadero objetivo de nuestra existencia, que es el lograr la satisfacción y el equilibrio de nuestros procesos internos, el luchar por alcanzar la riqueza en nuestro crecimiento personal, en alimentar constantemente nuestra llama interior, nuestros aspectos espirituales, que son en esencia, el desarrollarnos como seres únicos, libres e independientes en pensamiento, acción y expresión tan plenamente como logremos el despertar nuestra conciencia, ya que el despertar nuestra conciencia, es el extraer todo el potencial que habita y se encuentra latente en nuestro interior; esa es la riqueza presente en todo ser humano, el despertar nuestras potencialidades y facultades con un real auto conocimiento de quienes somos, para saber con certeza que es lo que deseamos de la vida y frenar ese impulso por aferrarnos a los aspectos materiales debido a esa carencia interior que nos agobia. En la medida en que nos atrevamos a enfrentarnos a nosotros mismos, escuchando nuestra voz interna, en esa medida desarrollaremos seguridad y autoafirmación, canalizando congruentemente lo que sentimos con lo que hacemos en la vida.
Nuestro entorno externo sólo es un instrumento temporal para valernos de él, para satisfacer solamente lo necesario; la misión de todo ser humano es aquilatar la verdadera riqueza que le permita sentirse realizado y pleno. No necesariamente el más poderoso y rico en posesiones materiales y riqueza, es feliz y pleno; si lo es, será sin duda un gran logro, pero para alcanzar la riqueza material, en primer instancia, debemos descubrir nuestra riqueza interior, que es autoconocimiento, gobierno y dominio de nosotros mismos, para saber cuando y cuanto es lo suficiente para aspirar a ser felices, sin ser esclavos de la avaricia y la codicia, que es un mecanismo de evasión al aferrarnos a lo banal y superficial. Desarrollada y fortalecida nuestra riqueza interior, la material llegará por añadidura.
El secreto de la vida es comprender que la solución a todas nuestras crisis de tipo material o espiritual se halla en el desarrollo del entendimiento de nosotros mismos, en avivar nuestra llama interior.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: “Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo: "Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré".
Al término del paseo, el rey le preguntó: "¿Qué piensas de mis riquezas?"
La persona respondió: "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara".
El rey le dijo: "Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera".
Reflexión:
La riqueza es sin duda la eterna búsqueda del ser humano, ya sea ésta de aspectos materiales o aspectos espirituales, las posesiones y el dinero juegan un rol muy importante en nuestra sociedad actual, debido a que el ser humano inmerso en un medio consumista debe hallar los medios necesarios para satisfacer sus necesidades primarias de subsistencia, siendo el factor económico el eje primordial de sus esfuerzos hasta alcanzar un estatus que le otorguen cierto equilibrio y seguridad en su desenvolvimiento cotidiano; siendo afectado principalmente por la actual crisis local y mundial, originada por la creciente globalización mundial que beneficia a los grandes monopolios que evitan el que exista una adecuada y eficiente distribución de la riqueza, afectando principalmente a los sectores más vulnerables de todas las sociedades del mundo.
Esto trae como consecuencia sobre explotación de los recursos naturales, del agotamiento de los yacimientos mineros, pesqueros y petroleros, y por ende la industrialización de los alimentos que cae en manos de grandes consorcios que manipulan a su antojo las exportaciones e importaciones a los países que dependen económicamente de ellos, elevando intencionalmente los precios de los productos y alimentos, dejando fuera del alcance de estos sectores vulnerables, que ante un deficiente sistema de gobierno agravan las llamadas crisis económica y alimentaria de países en vías de desarrollo.
Ante tal panorama, esto genera despidos masivos de las empresas que no pueden competir contra estos grandes monopolios, generado primordialmente por la inexistente inversión a la investigación científica y pocas oportunidades de empleos dignos para los profesionistas, provocando una reacción en cadena, el incremento de al emigración de personas que buscan mejores oportunidades en otros países o continentes, el crecimiento de la delincuencia que busca cualquier medio para obtener dinero aún a costa del sufrimiento humano y el desenfrenado crecimiento del empleo informal.
Es cierto que hemos nacido para gozar la vida y por esto el impulso vital original es siempre hacia algo mejor, deseamos un estado de mayor goce, de mayor libertad. Y ante este alarmante panorama enfocamos toda nuestra energía a satisfacer como meta primaria el aspecto económico, como vía de solución para calmar nuestra angustia e incertidumbre ante un incierto futuro. Pero hasta que grado una vez satisfecha esta necesidad en nuestras necesidades primarias de subsistencia o sobrevivencia, es que ya podemos enfocarnos hacia nuestra riqueza interior?, que es ese impulso instintivo y desenfrenado por seguir alimentando nuestra necesidad material?, en que momento calmaremos nuestra ansiedad por anhelar cada vez más y mas posesiones?, que genera esa incontrolable codicia?. Quién quiere ser rico puede confundir el ser rico con poseer dinero y propiedades. Esto es un concepto erróneo de la riqueza, porque quienes poseen cosas sólo son administradores de las mismas y en la mayoría de los casos, quizás en todos, somos esclavos de ellas. No hay disfrute sino codicia, sufrimiento y ansiedad en el exceso de posesiones.
El ser humano en gran parte de su vida no sé da cuenta que todo cuanto anhela de la vida, ya lo posee y tiene, y eso es en primer instancia, salud física, lucidez mental, vitalidad y una conciencia que puede desarrollar hasta niveles insospechados, pero ante todo posee la riqueza de la libertad de pensamiento, y en ese pensamiento se encuentra el gobierno de sí mismo, porque para que exista gobierno debe haber control y si hay control, entonces hay seguridad y auto afirmación; porque en esa seguridad en sí mismo se encuentra la autoafirmación de concentrar el total de su atención y energía para hallar la riqueza oculta en su interior, esa riqueza le proporciona los elementos necesarios para hallar el equilibrio entre la riqueza material y la riqueza interior. La riqueza material llega a ser necesaria en la medida que el ser humano controle su ego, que deje de competir con otro ser humano para ¨demostrarle¨ que puede ser superior a él, un signo inequívoco de la su fragilidad y pobreza interior. La verdadera riqueza reside en saber que todo y todas las cosas se derivan de una dependencia de riqueza hacia el crecimiento interior para todo lo necesario y bueno que se requiera para disfrutar la vida. Eso es el tesoro sin fondo de donde extraemos todo cuanto somos, hacemos y tenemos.
Aún en situaciones de crisis, no debemos perder el verdadero objetivo de nuestra existencia, que es el lograr la satisfacción y el equilibrio de nuestros procesos internos, el luchar por alcanzar la riqueza en nuestro crecimiento personal, en alimentar constantemente nuestra llama interior, nuestros aspectos espirituales, que son en esencia, el desarrollarnos como seres únicos, libres e independientes en pensamiento, acción y expresión tan plenamente como logremos el despertar nuestra conciencia, ya que el despertar nuestra conciencia, es el extraer todo el potencial que habita y se encuentra latente en nuestro interior; esa es la riqueza presente en todo ser humano, el despertar nuestras potencialidades y facultades con un real auto conocimiento de quienes somos, para saber con certeza que es lo que deseamos de la vida y frenar ese impulso por aferrarnos a los aspectos materiales debido a esa carencia interior que nos agobia. En la medida en que nos atrevamos a enfrentarnos a nosotros mismos, escuchando nuestra voz interna, en esa medida desarrollaremos seguridad y autoafirmación, canalizando congruentemente lo que sentimos con lo que hacemos en la vida.
Nuestro entorno externo sólo es un instrumento temporal para valernos de él, para satisfacer solamente lo necesario; la misión de todo ser humano es aquilatar la verdadera riqueza que le permita sentirse realizado y pleno. No necesariamente el más poderoso y rico en posesiones materiales y riqueza, es feliz y pleno; si lo es, será sin duda un gran logro, pero para alcanzar la riqueza material, en primer instancia, debemos descubrir nuestra riqueza interior, que es autoconocimiento, gobierno y dominio de nosotros mismos, para saber cuando y cuanto es lo suficiente para aspirar a ser felices, sin ser esclavos de la avaricia y la codicia, que es un mecanismo de evasión al aferrarnos a lo banal y superficial. Desarrollada y fortalecida nuestra riqueza interior, la material llegará por añadidura.
El secreto de la vida es comprender que la solución a todas nuestras crisis de tipo material o espiritual se halla en el desarrollo del entendimiento de nosotros mismos, en avivar nuestra llama interior.
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