El Sol y el Viento
El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte. La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas utilizándolas contra él.
Vas a ver, dijo el viento, como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras.
Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía, el hombre más oprimía su capa, gritando contra el viento, y seguía caminando. El viento encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo, sino que se aferraba más a su capa. Comprendió el viento que no era posible arrancarle la capa.
Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro.
Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con violencia.
Reflexión:
Los seres humanos deberíamos reflexionar profundamente acerca de nuestras acciones cotidianas, en la forma en como manejamos el estrés y la tensión emocional, ante situaciones agresivas y desconcertantes que amenazan con desestabilizar nuestras emociones y que en la mayoría de las ocasiones somos presa fácil de las provocaciones surgidas del exterior debido a que estamos inmersos en una sociedad donde las actividades cotidianas terminan por agobiarnos producto del ritmo acelerado de vida. En este ir y venir agobiante, cuando no logramos organizar nuestros pensamientos y mantener la estabilidad emocional nuestros estados anímicos tienden a desestabilizarse y a arrojarnos hacia la desesperación, la continua molestia y el desacuerdo irracional; esto sin duda, provoca un desequilibrio a nivel emocional, mental y anímico. Y ante este panorama, cualquier medio de provocación, crítica o desacuerdo termina por encender el detonador que deriva en una explosión de violencia a nivel emocional, verbal y en la mayoría de los casos en violencia física, ocasionando todo tipo de consecuencias desagradables con efectos negativos y devastadores hacia nuestro universo interior y hacia nuestro el entorno exterior, que ante el mar de confusión y desconcierto mental no nos percatamos concientemente del gran daño que ocasionamos a las personas que giran a nuestro alrededor, ya que una vez recuperado temporalmente el caos nos embarga una sensación de culpa y remordimiento con las subsecuentes consecuencias irreparables e incluso irreversibles.
A nivel fisiológico como se desencadenan este tipo de manifestaciones?. Hay de origen ya una cierta tendencia derivada en la personalidad del ser humano que le induce a reaccionar con su instinto natural de defensa a nivel impulsivo, visceral e irracional, en sus diversas manifestaciones de violencia que desencadena toda una gamma de sentimientos y sensaciones que se escapan del razonamiento y buen juicio de quién lo experimenta y sufre, , donde las emociones juegan un rol determinante, siendo la primera reacción una súbita ola de calor corporal producto del desasosiego y la sorpresa del momento ante lo inesperado, provocando gran desconcierto, por lo que el cerebro segrega una súbita descarga de adrenalina hacia el torrente sanguíneo elevando el ritmo cardiaco y alterando los ácidos estomacales, experimentando una fuerte contracción abdominal, debido al colapso respiratorio, que ocasiona inconsistencia de oxigeno a las células y por ende la aparición de espasmos musculares, vista nublada y resequedad en los labios, creando una reacción en cadena a nivel fisiológico que deriva finalmente en confusión mental, perdiendo fácilmente el control de nuestras emociones debido a la perdida de razonamiento y juicio ante el conflicto inesperado, presentándose crisis a nivel emocional en forma de inseguridad, miedo e impotencia lo cuál es un natural mecanismo de defensa ante los factores agresivos provenientes del exterior.
Sin embargo, ante este caos interno, el control de nuestra respiración es primordial para comenzar a restablecer y equilibrar nuestras funciones fisiológicas, para armonizar de nuevo nuestros estados emocionales y mentales. En estas situaciones es necesario respirar profunda y pausadamente para restablecer el equilibrio interior sobre todo cuando se genera el conflicto, eso dará como consecuencia que nuestro cuerpo recupere rápidamente el control, así como la serenidad mental, sin dejar de estar alertas ante cualquier agresión a nivel físico. El cuerpo cuando pierde el control, nuestra mente debe permanecer serena y alerta, y por el otro lado cuando la mente se omnibula y desequilibra, el cuerpo debe estar tranquilo y relajado, para así recuperar rápidamente el control, y evitar cometer una acción irracional generado por nuestros impulsos viscerales que conllevaran a una reacción irresponsables y potencialmente peligrosa de la cuál nos podamos arrepentir una vez extinguido el momento de conflicto.
Es importante entender que como seres humanos pensantes, poseemos la capacidad de gobernar nuestros procesos internos a nivel fisiológico, emocional y mental, para no ser fácil presas de las cargas súbitas de adrenalina provocada por las agresiones del exterior. La violencia sólo genera violencia con consecuencias indeseables e inesperadas. Un apersona que se muestra agresiva hacia el exterior, en el interior es una persona que sufre, es una persona que en su incisiva reafirmación en su fortaleza física y virilidad, en su interior es frágil y temerosa de sí mismo, producto de su inseguridad y sensación de vacío interior que experimenta por la falta de conocimiento de sí mismo, de sus potencialidades y capacidades. Temer expresar su verdadera individualidad enmascarando al exterior una personalidad que no va acorde a sus deseos más íntimos y que permanecen reprimidos, por el temor ante la crítica que hiera aún más su autoestima ya dañada y poco valorada. Es cierto que nuestro medio actual en el cuál nos desenvolvemos nos induce a todo momento la violencia en todas sus manifestaciones: a nivel psicológico, a nivel anímico y a nivel sexual, y que recaen en nuestro subconsciente, lo cuál nos desarrolla un sentimiento de constante agobio, incertidumbre y actitud reactiva ante cualquier estímulo que amenace con desestabilizarnos. A pesar de ello, si mantenemos a todo momento una actitud positiva, paciente y tolerante sin importar el grado de agresión al que seamos objeto y en cuya base predomine el razonamiento y el buen juicio, esto desembocará en forma inmediata equilibrio, serenidad y claridad de pensamiento, con la convicción de que poseemos el gobierno tanto interno como externo; que las llamadas adversidades de la vida, sólo son parte el proceso de auto-descubrimiento a nivel mental y emocional, lo que nos demuestra el grado de madurez y autocontrol en que nos encontramos.
Vale la pena intentarlo!, vale la pena ser conscientes que le mundo no es tan agresivo y caótico como parece; tanto las adversidades como los momentos de grandeza de la vida son parte de su equilibrio, de esa dualidad que rige en el ser humano, todo depende del grado de percepción y sensibilidad para desentrañar y descubrir la verdadera causa de los fenómenos ambientales y sociales que desembocan en el ser humano desequilibrio emocional y mental. Vale la pena hallar el origen del sufrimiento que experimentamos a todo momento por el aparente desconocimiento del llamado porvenir o futuro, y que en ese desequilibrio emocional se manifieste a través de la ira y la violencia. Vale la pena experimentar el poder de la tolerancia y la paciencia ante la constante ola de provocaciones, críticas o envidias que se generan en nuestro entorno y que amenazan con escudarnos en las máscaras de la personalidad cuando manifestar abiertamente nuestra individualidad, que es la sustancia vital que nos fue depositada en el momento de la concepción; y que aún a pesar de que alguien intente provocarnos a fin de herir y dañar nuestra dignidad y autoestima, es importante mantenernos firmes y convencidos de lo que somos y defenderlo con esa convicción de que poseemos una individualidad única y irrepetible, digna de ser respetada; debe ser inviolable ante cualquier tipo de circunstancia desfavorable.
Porque nadie, absolutamente nadie posee el poder de gobernar y dañar nuestra integridad y libertad de ser!. Porque nadie, absolutamente nadie posee el conocimiento de nuestra esencia, más que nosotros mismos, porque sólo cada ser humano sabe con real certeza lo que habita en su interior, lo que le inquieta, lo que anhela, lo que necesita para crecer y evolucionar, lo que desea lograr en la vida, lo que debe realizar a fin de soportar vientos, lluvias y nevadas que amenacen con desestabilizar su equilibrio interior, a nivel emocional y mental. El utilizar la violencia, la ironía, la agresividad, la crítica, la envidia, el insulto y la burla para tratar de someter a un ser humano con la única finalidad de un beneficio personal y egoísta, a la larga le puede desencadenar en consecuencias desagradables y perjudiciales a nivel de autoestima, generándole aislamiento, frustración y soledad emocional al desarrollar una personalidad soberbia y narcicista. Y que es lo contrario a una actitud de nobleza y respeto hacia un semejante genera grandes dotes de riqueza nivel espiritual. Una sonrisa, una actitud serena y controlada siempre puede lograr mucho más que el más fuerte de los insultos. El tratar a los demás como deseamos que nos traten, es ya un buen comienzo para adquirir conciencia que la violencia no es la respuesta para lograr beneficios trascendentales en la vida.
El poder del razonamiento y el buen juicio se imponen a la violencia y la intolerancia!
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