Oportunidad
¨Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.¨.
Facundo Cabral
Inmemorian
Reflexión:
Si el nacer para vivir sólo es cuestión de permitirnos que la vida nos lleve infatigablemente con inconsciencia, consumiendo nuestro tiempo sin percatarnos que la vida misma es como un suspiro, cada descuido, cada indiferencia, cada distracción, son segundos que se van sumando al tiempo que devora sin misericordia nuestra existencia, y no sólo eso, sino la infinidad de oportunidades que pasan frente a nuestros ojos y se van desvaneciendo y no logramos reaccionar a tiempo, esfumándose toda clase de experiencias que enriquecerían nuestra vida ya de por sí compleja y desconcertante. Y es por ello que el tránsito por este mundo es tan breve, tan incierto que nada tenemos asegurado en esta vida, en cualquier instante todo puede cambiar o todo pueda acabar.
Y por eso mismo no podemos relajarnos, ni aunque pareciese obsesivo, ni un solo instante de nuestro tiempo vital puede ser desechado, debe ser aprovechado al máximo, y la única forma de lograrlo es entregarnos de lleno a nuestras tareas cotidianas y hacerlas excepcionales, por más simples e insignificantes que éstas parezcan. Porque aunque sea cotidiano y rutinario nuestro diario vivir, cada sentimiento, pensamiento o acción es fundamental e irrepetible para enriquecer nuestra vida de experiencias, que nos proporcionen saber y seguridad para que cada paso sea único y trascendente. Nada puede dejarse a la deriva. Porque cada segundo cuenta y es el tiempo regresivo que siempre irá en nuestra contra o a nuestro favor. A nuestra contra si nos mantenemos pasivos e indiferentes ante las oportunidades que se avecinen ante nuestros ojos; y a nuestro favor si aprovechamos cada oportunidad aunque ésta pueda parecer intrascendente, porque seguramente alguna lección positiva recabaremos de ella.
Cuando nuestra mente no tiene límites y llámese límites a nuestro pensamiento que genera toda clase de temores y prejuicios acumulados por experiencias mal canalizadas y abordadas. Muchas veces ocasionado por nuestra inmadurez e inteligencia para abordar un problema, enfrentarlo y resolverlo satisfactoriamente. La vida es aprendizaje puro y es así como debemos confiar en nuestra intuición, que es información concentrada y que encierra sabiduría pasiva y latente, lista para reconocerla y extraer de ella toda la información que requerimos para solventar nuestras dudas e incógnitas existenciales. Por eso la vida adquiere gran importancia cuando renunciamos a los apegos externos que distraen el verdadero sentido que como seres humanos hemos venido a experimentar. A crear nuestra propia realidad y conjugar cada sensación que perciben nuestros sentidos, para canalizarlo en información que será útil para atrevernos a experimentar la vida que realmente deseamos lograr; para que al final del camino nos quede la plena satisfacción de haber actuado congruentes en nuestra totalidad humana.
Facundo Cabral
Inmemorian
Reflexión:
Si el nacer para vivir sólo es cuestión de permitirnos que la vida nos lleve infatigablemente con inconsciencia, consumiendo nuestro tiempo sin percatarnos que la vida misma es como un suspiro, cada descuido, cada indiferencia, cada distracción, son segundos que se van sumando al tiempo que devora sin misericordia nuestra existencia, y no sólo eso, sino la infinidad de oportunidades que pasan frente a nuestros ojos y se van desvaneciendo y no logramos reaccionar a tiempo, esfumándose toda clase de experiencias que enriquecerían nuestra vida ya de por sí compleja y desconcertante. Y es por ello que el tránsito por este mundo es tan breve, tan incierto que nada tenemos asegurado en esta vida, en cualquier instante todo puede cambiar o todo pueda acabar.
Y por eso mismo no podemos relajarnos, ni aunque pareciese obsesivo, ni un solo instante de nuestro tiempo vital puede ser desechado, debe ser aprovechado al máximo, y la única forma de lograrlo es entregarnos de lleno a nuestras tareas cotidianas y hacerlas excepcionales, por más simples e insignificantes que éstas parezcan. Porque aunque sea cotidiano y rutinario nuestro diario vivir, cada sentimiento, pensamiento o acción es fundamental e irrepetible para enriquecer nuestra vida de experiencias, que nos proporcionen saber y seguridad para que cada paso sea único y trascendente. Nada puede dejarse a la deriva. Porque cada segundo cuenta y es el tiempo regresivo que siempre irá en nuestra contra o a nuestro favor. A nuestra contra si nos mantenemos pasivos e indiferentes ante las oportunidades que se avecinen ante nuestros ojos; y a nuestro favor si aprovechamos cada oportunidad aunque ésta pueda parecer intrascendente, porque seguramente alguna lección positiva recabaremos de ella.
Cuando nuestra mente no tiene límites y llámese límites a nuestro pensamiento que genera toda clase de temores y prejuicios acumulados por experiencias mal canalizadas y abordadas. Muchas veces ocasionado por nuestra inmadurez e inteligencia para abordar un problema, enfrentarlo y resolverlo satisfactoriamente. La vida es aprendizaje puro y es así como debemos confiar en nuestra intuición, que es información concentrada y que encierra sabiduría pasiva y latente, lista para reconocerla y extraer de ella toda la información que requerimos para solventar nuestras dudas e incógnitas existenciales. Por eso la vida adquiere gran importancia cuando renunciamos a los apegos externos que distraen el verdadero sentido que como seres humanos hemos venido a experimentar. A crear nuestra propia realidad y conjugar cada sensación que perciben nuestros sentidos, para canalizarlo en información que será útil para atrevernos a experimentar la vida que realmente deseamos lograr; para que al final del camino nos quede la plena satisfacción de haber actuado congruentes en nuestra totalidad humana.
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