lunes, junio 09, 2008

El Hombre de Cruce de Caminos

Érase una vez un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de caminos. Todos los días, a primera hora de la mañana, llegaba hasta allí donde instalaba un puesto rodante en el cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio. No veía bien, entonces ni un solo día leía los diarios.
Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y personalmente pregonaba su mercancía gritando a todo pulmón: 'Compre deliciosos bocadillos calientes', y la gente compraba cada día más.
Aumentó la compra de insumos, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se incrementaron día a día.
Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió buscar a su hijo, un hombre de negocios de una gran ciudad, para que lo ayudara. A la carta del padre, su hijo respondió:
¡Pero papá! ¿No escuchas la radio ni lees los periódicos, ni ves televisión?. ¡¡¡¡Este país está atravesando una gran crisis, la situación es muy mala... No podría ser peor!!!!.
El padre pensó: 'Mi hijo trabaja en una gran ciudad, lee los periódicos y escucha la radio, tiene contactos importantes... Debe saber de qué habla...'. Así que revisó sus costos, compró menos pan, disminuyó la compra de cada uno de los ingredientes y dejó de promocionar su producto.
Su fama y sus ventas disminuyeron día a día.
Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno.
Aquella mañana escribió a su hijo y le dijo:
'Tenías mucha razón: verdaderamente estamos atravesando una gran crisis'.
Reflexión:
Esta historia nos demuestra que sólo triunfan aquellos que creen poder hacerlo, y que hacen oídos sordos a las críticas u opiniones mal infundadas, y cuando somos víctimas de ello y dejamos de confiar en nuestras propias capacidades, perdemos mucho de lo ganado mediante nuestro esfuerzo y constancia, siendo partícipes de la crisis generadas por la problemática existente en nuestro país.
No debe existir crisis o profecía alguna que pueda con un hombre que tiene la determinación de triunfar, que confía plenamente en sus capacidades, en su deseo de salir adelante y triunfar siguiendo sus sueños y metas trazadas, manteniendo en nuestro pensamiento una actitud propositiva aún cuando el entorno parezca caótico o cuando la situación aparentemente no este a nuestro favor.
Si enfrentamos la noche pensando en el fracaso, amaneceremos con el temor de fracasar, porque nuestros pensamientos negativos se infiltraran en nuestro subconsciente y automáticamente actuaremos con esa actitud, provocando que todo cuanto realicemos tenga pocas probabilidades de éxito, al perder irremediablemente la confianza en nosotros mismos.
El secreto de todo triunfo es creer en uno mismo, respetar nuestra intuición, saber escuchar, estudiar en profundidad cada situación, discernir, actuar con confianza, certeza y seguridad, para infiltrar en el subconsciente actitudes positivas que nos proporcionen elementos de fortaleza interior y autoconfianza a prueba de toda adversidad, para emerger de nuestra propia crisis espiritual y lograr el equilibrio mental y anímico y así poder emprender cualquier meta con altas posibilidades de éxito.
Porque al ser conscientes de que si logramos vencer las dificultades que se nos presentaron el día anterior, venceremos sin duda las del día presente, porque aún los fracasos son enseñanzas valiosas que nos aportarán un gran bagaje de experiencias para enfrentar con mejores armas los retos venideros.
El Éxito es el producto de una actitud positiva ante el Fracaso .
El Fracaso es un reto más que al ser superado nos llevará por la senda del Éxito.