miércoles, febrero 03, 2010

Las Siete Leyes Espirituales del Exito (Deepak Chopra)


LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA

La fuente de toda creación es la conciencia pura... la potencialidad pura que busca expresarse para pasar de lo inmanifiesto a lo manifiesto.
Y cuando nos damos cuenta de que nuestro verdadero yo es la potencialidad pura, nos alineamos con el poder que lo expresa todo en el universo.
Cada ser viviente de este planeta y en especial el ser humano fue dotado de las facultades necesarias para desarrollarse a su máximo potencial acorde a lo que requiere para trascender más allá de sus límites humanos, es decir, más allá de su conciencia externa de su entorno, no sólo a satisfacer sus primarias necesidades de supervivencia, ni mucho menos sus necesidades materiales; sino a través de explorar su capacidad de imaginación y así expresar su creatividad, la cuál es fuente inagotable de ideas y expresiones de la mente hacia la proyección de conocimiento puro para convertir en realidad los sueños y metas trazadas. Cuando cada ser humano descubre su naturaleza esencial y descubre quién es realmente, posee la capacidad de dominar sus aspectos emocionales y mentales, y la posibilidad de dominarlos y aprovecharlos a su favor, reorientando pensamientos y actitudes negativas y destructivas en optimismo y determinación, dándole un giro positivo a su vida y encaminándose a la liberación de sus prejuicios y miedos para reencontrarse con su Ser.

LA LEY DEL DAR

El universo opera por medio de un intercambio dinámico... Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.

El dar y recibir es un don que cada persona puede hacer uso de él acorde a su naturaleza, porque en la vida todo conlleva un ciclo de dinámica constante, y es así que se manifiesta un intercambio de acciones, es decir, todo aquello que interactúa a nuestro alrededor tiende revertirse a nuestro favor o en nuestra contra, cuando existe un honesto y desinteresado deseo de dar, se actúa en función de lo que estaríamos dispuestos a recibir a cambio en la vida hacia nuestro crecimiento interno. Aquello que de corazón entregamos a un ser humano tiene que ver con nuestra capacidad de amar y de ayudar sin un fin lucrativo, simplemente se entrega aquello que posee nuestra naturaleza esencial con la finalidad de auxiliar y enriquecer a alguien quién en su momento se encuentre carente de ello y lo necesite, no hay mayor satisfacción y alegría que recibir a cambio una sonrisa o un agradecimiento por haber sido útiles a nuestro prójimo sin condicionamientos de por medio, ayudándonos a crecer internamente, lo que tarde o temprano aquello que damos y entregamos desinteresadamente se revertirá a nuestro favor en crecimiento espiritual.

LA LEY DEL "KARMA" O DE CAUSA Y EFECTO

Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera...Cosechamos lo que sembramos. Y cuando optamos por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto de nuestro karma es también alegría y éxito.

Todo en la vida respecto a una acción realizada conlleva a una reacción de igual magnitud acorde a la acción y que en algunos casos se potencializa tal efecto, por lo que todo cuánto sea producto de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros actos tarde o temprano producirán sus reacciones tanto negativas como positivas, dependiendo del grado al cuál se actúo, en apariencia todos los seres humanos poseemos un libre albedrío el cuál esta condicionado al entorno en que nos desenvolvemos y a su vez éste se ve limitado cuando comienza la libertad del otro. Y por otro lado la reacción acaecerá en la media en que se actúo, y que se manifiesta de diversas formas, ya sea cuando iniciamos un proyecto personal o profesional, o en nuestro desenvolvimiento cotidiano, es casi un hecho que se producirán consecuencias dependiendo de nuestro grado de conciencia para dilucidar los límites de lo que consideramos el bien y el mal, y es esa mentalidad la que nos impulsa a actuar en la vida y a recibir de ella lo que sembramos. Por lo que es vital que seamos enteramente conscientes de las decisiones y acciones que tomamos a todo momento, ya que nuestra realidad actual es producto de nuestras decisiones y acciones del pasado, por lo que somos únicos constructores de nuestro destino.

LA LEY DEL MENOR ESFUERZO

La inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con armonía y con amor.

Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, la alegría y el amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad.

Cuando algunas sino que todas nuestras acciones las realizamos con esfuerzo, generamos en nuestro interior tensión emocional, desesperación y frustración, ya que una mente caótica se encuentra impedida para razonar inteligentemente, sólo se encauza por impulsos irracionales; si observamos nuestro universo y la naturaleza de nuestro entorno descubriremos que todo está regido por una armonía y un equilibrio establecido, sin aceleraciones, sin precipitaciones, sin presiones de ninguna naturaleza, simplemente hay una inteligencia universal que lo rige sin el menor esfuerzo, simplemente es y ésta regido por un Todo, por la unidad de la vida, por el concepto llamado Dios. Si el ser humano actuara de esta forma, ocupándose en lugar de preocupándose, esperando en lugar de desesperar, actuando paciente e inteligentemente en lugar de precipitarse, ordenando su caos mental y emocional, en lugar de perder el control de sus emociones y actuando irracionalmente por impulsos viscerales, su Mundo tendería a ser más armónico y equilibrado, más pleno y promisorio, el simplemente entregarse al ritmo que la vida le va ofreciendo, es actuar sin resistencia y sin esfuerzo, simplemente viviendo su momento presente sin obstáculos de por medio. Y es la naturaleza humana el hacer que los sueños se conviertan en realidad, con facilidad y sin esfuerzo.

LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO

Inmanente en toda intención y en todo deseo está el mecanismo para su realización... la intención y el deseo en el campo de la potencialidad pura tienen un infinito poder organizador.

Y cuando introducimos una intención en el suelo fértil de la potencialidad pura, ponemos a trabajar para nosotros ese infinito poder organizador.

La cristalización de algún sueño o proyecto se origina inicialmente a través del deseo, que es producto de un cúmulo de inquietudes que se originan en nuestro interior, cuando hay de por medio la intención de realizar alguna acción orientada hacia nuestro crecimiento personal. El deseo se manifiesta casi por instinto en todo ser viviente, principalmente en el ser humano, a través de la inquietud de superarse y trascender, y el cuál debe estar acompañado de una intención para llevarlo a cabo. Y de esta forma saber lo tangible y real, debido a que el ser humano se diferencia del animal por que posee el don de la inteligencia y el razonamiento, y estas son sus mejores armas para luchar por lo que más anhela en la vida, acompañando esos deseos y esas intenciones por su Fe, que es la fuerza interior que le empuja a desarrollar su potencial en busca de algo determinado. Es el sembrar una semilla que representa nuestro deseo en suelo fértil, a fin de que ésta emerja al exterior venciendo la resistencia de la opresión y la manipulación mediante nuestras intenciones, para que finalmente ésta germine y crezca en base a nuestra fuerza de Voluntad, y que es la Fe que derriba obstáculos e inclemencias del andar de la vida, cuando hay un real deseo de superación.

LA LEY DEL DESAPEGO

La sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego... en la sabiduría de la incertidumbre reside la liberación del pasado, de lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.

Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las posibilidades, nos entregamos a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.

El desapego es esencialmente el saberse desprender de aquello que obstaculiza el buen razonamiento y la ansiedad por ese enfermizo deseo de poseer a toda costa bienes materiales sin importar si nos estancamos en lo interno, es decir, en nuestra paz interior, en nuestra saciedad emocional y en nuestro equilibrio mental. Si bien es esencial en este medio en que nos desenvolvemos el poseer lo necesario a fin de obtener a cambio tranquilidad y seguridad material, es también cierto que cuando nos obsesionamos por lo material, estancamos u olvidamos lo más importante: nuestro equilibrio interno. Cuando nos apegamos no sólo a lo material, sino a las vivencias del pasado, nos sumergimos en un mundo alterno, el de los recuerdos, de la nostalgia, del remordimiento y de la culpa, producto de ese apego a lo ya experimentado, y eso nos resta espontaneidad; y así también cuando actuamos en la vida cotidiana ya sea en lo social, laboral o profesional, nos apegamos en demasía a la rigidez de los resultados, en lugar de entregarnos al proceso el cuál nos desarrolla intención y concentración, sin estar sometidos a algo que no conocemos aún y que sin embargo, anhelamos alcanzar, en lugar de disfrutar plenamente del proceso, aceptando las variantes y los cambios que se presenten en el transcurso de ese deseo y de esta forma no sólo mejorar y perfeccionar, sino hasta potencializar el resultado final. El apego se basa en el temor y al inseguridad porque nos obsesionamos por descifrar lo desconocido con lo conocido, todo lo material sólo es transitorio, lo material llega y se va, y el desear alcanzarlo y aferrarse a él es invadirnos de ansiedad, lo que acaba por hacernos sentir vacíos y huecos por dentro, además de infelices y frustrados, porque evadimos lo esencial: la riqueza interior, nuestra felicidad emocional y mental. Ya que todo en la vida obedece a un equilibrio, y ese equilibrio se logra entregándose al ritmo de la vida, el presente disfrutándolo plenamente sin apegos de por medio, simplemente ser felices experimentando nuestro Ser.

LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA

Todo el mundo tiene un propósito en la vida... un don único o talento especial para ofrecer a los demás. Y cuando combinamos ese talento único con el servicio a los demás, experimentamos el éxtasis y el júbilo de nuestro propio espíritu, que es la meta última de todas las metas.

El propósito de todo Ser humano sin lugar a dudas es la búsqueda de la felicidad, la cuál es el fin último a lograr, lo que nos diferencia unos a otros son los medios para alcanzarlo, por lo que cada uno de nosotros poseemos una substancia invisible e intangible, algo que sólo es captado a través de nuestra percepción, la cuál es identificada como don o talento. Y ese es el propósito de la vida el identificar en nuestro Ser esa chispa de divinidad o conocimiento puro que poseemos por derecho de creación. Por lo que cada uno de nosotros poseemos un talento único e irrepetible, el cuál debemos descubrir mediante la reflexión constante para dilucidar que es lo que realmente deseamos alcanzar en la vida, para desarrollar todo nuestro potencial hacia un fin determinado y es a lo que denominamos destino, y ese destino se descubre a través del autoconocimiento, y para que se manifieste es necesario vivir intensamente la vida, aprendiendo de ella, y no apegándose a los sentimientos de nostalgia, remordimiento y culpa; evolucionando en madurez y control mental y emocional para liberarnos de las ataduras del pasado y simplemente entregarse al momento presente para que emerja nuestro potencial creativo, y sea ese potencial el que nos proporcione todo lo necesario para lograr todas y cada una de las metas que nos propongamos en la vida, y de esta forma transitemos gradualmente en el sendero de la abundancia. Esa abundancia es el producto del vivir y experimentar la vida como deseamos expresarla, sin ataduras, sin manipulaciones, sin condicionamientos, sin apegos, simplemente libres mental y emocionalmente entregándonos al ritmo natural de la vida, para alcanzar los diversos estados de felicidad que nos encaminen hacia una real evolución espiritual.