lunes, octubre 29, 2007

¿Donde se fué el Tiempo?

¿Qué es el Tiempo? - le preguntó Manuel a su mamá, mientras ésta, apurada, le servía cereal, la expresión en el rostro de Martha se tornó en sorpresa, “¿qué clase de pregunta era esa?”, para un niño de cuatro años; molesta volteó a verlo y le respondió: “el Tiempo es lo que me estás haciendo perder con tus tonterías”, Manuel se quedó desconcertado pensando y moviendo la cuchara al centro de su plato y dijo casi enseguida con inocencia: “por eso mamá, por eso quiero saber qué es el Tiempo, para dártelo para que ya no lo pierda”.

Sin prestarle atención, Martha cogió al niño del brazo, le acomodo la mochila en los hombros y salió rápidamente de la casa. Camino al jardín de niños, Manuel notó que su mamá observaba constantemente el reloj que portaba en su muñeca izquierda, “ya lo tengo”-pensó- “ahí está el Tiempo, si mi mamá observa tanto ese aparatito es porque ahí está el Tiempo que se le pierde”.
Así que cuando Martha se despidió, Manuel corrió a su salón de clases dispuesto a preguntarle a su maestra ¿Si podían arreglar la puerta del aparato que cuidaba el Tiempo para que ya no se perdiera? Y cuál fue su sorpresa al darse cuenta que su educadora, tampoco tenía Tiempo.
Decidido a saber qué o quién era ese causante de tanto alboroto, espero la hora del recreo, y mientras las maestras se reían quién sabe de qué en el patio. Manuel entró al salón vacío, se acercó al escritorio de su maestra y ahí, entre material escolar, estaba la casa del señor Tiempo.
Una casita con su pastorcita y borregos al frente y en el medio un círculo de cristal, con tres líneas disparejas, la más grande actuaba de guardián, vigilando los lentos movimientos de las otras dos.

Manuel tomó la figura en sus manos, la observó, buscando al señor o señora Tiempo, le habló, más no obtuvo respuesta alguna, se asomó por las pequeñas ventanas y nada; así que, sin pensarlo dos veces, tomó la figurita y la azotó contra el piso, la pastora y sus ovejas salieron volando por el estruendo; el reloj del centro siguió caminando. Cuando llegaron sus compañeros y la maestra, el niño volteó a verlos y sólo dijo: “Aquí tampoco está, el Tiempo se escapó cuando le abrí la puerta”. Después de pagar el reloj, Martha se llevó a su hijo a casa de su abuela, lo reprendió por haber destruido la casita, prometió volver por él cuando terminara su turno en el supermercado. Manuel vio a su madre alejarse y le pareció aún más bonita con su uniforme verde que cuando se arreglaba demasiado para las reuniones familiares; en la que recordaba vagamente haber escuchado llorar a su abuelita por el Tiempo que Martha desperdiciaba.

Recordó eso y fue con María, su abuela, y le preguntó: “oye abue, ¿qué es el Tiempo?, ¿por qué la gente llora y se lamenta cuando lo pierde?, quiero saberlo, porque quiero que mi mami tenga mucho, tanto que no se de cuenta cuando alguno se le escapa”. María miró a su nieto y le dijo:
“Hijito lindo, el Tiempo no existe y no lo vas a encontrar o atrapar de forma alguna, así no funciona”. Le sirvió un vaso de leche y se sentó frente a él en la mesa de la cocina , y le dijo: “Tú eres el Tiempo, detrás de ti hay un largo camino y tan largo como éste es, así es el momento en que estarás en este mundo; un espíritu llamado vida va tras de ti, alimentándose de cada momento que existes y depende sólo de ti como se alimente; hay personas a quienes les gusta comerse su camino de un solo trago; otros más despacio y otras más, quienes simplemente no caminan, la vida los rebasa y su Tiempo se desvanece”.

Manuel la miraba incrédulo, “oye abue, y ¡por qué a mi mami se le perdió su Tiempo?; María sonrió: “no hijo, a Martha no se le perdió nada, al contrario su camino estaba unido y de pronto se unió al tuyo; al principio no supo como compartir eso que era tan de ella: su Tiempo, sus momentos, pero créeme que está feliz de tenerte caminando junto a ella: Algún día tu también harás tu propio camino, mientras tanto disfruta este camino, en el que eres un niño y no te importan las horas ni minutos, pues tienes a alguien más que se preocupe por eso, tu madre”.

“Y yo abue, ¿yo sabré compartirme?”; María tomó su mano y le dijo: “eso depende de ti, de cómo quieras que tu vida se coma tu Tiempo”.

Reflexión:

El Tiempo en nuestra Vida es relativo, y tomamos conciencia de él cuando nos sentimos agobiados por el exceso de trabajo o cuando la vida se vuelve rutinaria, al establecernos una agenda de actividades que superan nuestra capacidad de organización personal. El Tiempo puede llegar a ser una verdadera tortura cuando la rutina invade nuestro espacio vital, sobre todo cuando dejamos de disfrutar dichas actividades impuestas por nosotros mismos, y que en nuestra percepción el Tiempo se vuelve muy lento volviéndose insoportable tolerarlo, por el contrario cuando estamos disfrutando cierta actividad que nos llena de alegría, emoción o placer, el Tiempo pareciera que se va “´volando” , lo cuál nuevamente nos llena de desesperación y desilusión deseando que se detenga para que ese momento nunca termine.

De ahí se establecen los lapsos del Tiempo: El Pasado, El Presente y el Futuro, que representan los momentos que a nuestra percepción han dejado de transcurrir, están transcurriendo y están por transcurrir. El Pasado es aquel momento que ya no podemos controlar, ya tuvimos la oportunidad de vivirlo, ya no regresará jamás y si no fuimos capaces de tomar las decisiones correctas y aprovecharlo en su totalidad nos invade la nostalgia y el arrepentimiento, evocando que regrese el Tiempo para corregir nuestros errores; por otro lado el Futuro es aquel que aún no ha transcurrido y el cuál anhelamos que llegué, que son las aspiraciones, los sueños y metas por cumplir.

Pero que sucede con el Tiempo presente?, donde ha quedado su espacio?, en que momento tomaremos conciencia de que a cada segundo se nos escapa?, que esperamos para vivirlo en plenitud?; porque estamos tan sumergidos en lo pasado que son los recuerdos ya vividos?, porque seguimos evocándolo?, es cierto que son vivencias que alguna experiencia nos aportó, haya sido buena o mala, son una referencia, es una base que va construyendo nuestro pilar de vida, nuestro currículum personal; al igual que el Futuro cuando no estamos satisfechos con lo pasado, anhelamos que se repita la experiencia para que con esa referencia pasada, tomar las decisiones correctas aspirando a un futuro mejor.

Y el Presente que es? El Tiempo Presente es hacer a un lado las nostalgias del Pasado y las angustias del Futuro; El Tiempo Presente es liberar nuestro pensamiento de prejuicios, temores, resentimientos e inseguridades en busca de la libertad de conciencia, vivir plenamente cada instante al 100% de energía, entregándonos en cuerpo y alma a lo que dicta nuestro interior, no dejarnos gobernar por las experiencias pasadas o ajenas, cada vivencia es única e irrepetible, aspirar a que el Tiempo deje de existir en nuestra memoria y enfocarnos solamente en vivir, en disfrutar momento a momento la vida, con los 5 sentidos, con nuestras sensaciones y emociones sin reprimirlas, el Tiempo presente es estar en contacto con nuestro entorno, con nosotros mismos, con Dios; y en ese momento dejarán de existir el Pasado y el Futuro, porque sólo habrá Plenitud y Alegría; y fluiremos como el agua de río que no se estanca, renovando y fortaleciendo nuestra alma a cada vivencia hasta llegar al Gran Caudal para integrarse al Mar donde reina la satisfacción y armonía Interior.

Al Vivir con arrepentimiento creamos el Pasado, al Vivir con indiferencia, creamos el Futuro; El simplemente Vivir con Gozo y Amor a nosotros mismos y nuestros semejantes estamos generando el verdadero Presente!

El Pasado es Humo, El Futuro es Viento, el Presente es Materia y Sustancia: es Vida!